By Pakito
Bueno, ahora que me vuelve a llegar algo de sangre al cerebro, vamos a contar lo que ha sido esta carrera, otra nueva aventura de los monegritos: De entrada ya empezamos mal, con casi una hora de retraso, calentando, calentando, casi 15 km y viendo unas pintas que nos aco..ngojan a todos. Madre, que bicis, madre, que ruedas, pero si esos llevan hasta pinganillos ¿Nos vamos a almorzar y nos dejamos de hostias? No, hombre, ya que estamos aquí....... En fin, salida neutralizada y ya empieza la gente a tocar los cojones, el de mi lado dándome todo el rato con el manillar, frenazos, nervios... Se lanza la carrera y acelerón salvaje hasta 55 por hora, ya empezamos, bidón rodando por los suelos que me como entero, menos mal que lo cojo de lleno y no de refilón, pero si esto sigue así que poco vamos a durar. Cada vez que llega un repecho hay que bajar (sí,sí, bajar) uno o dos piñones, ponerse de pie y apretar con toda tu alma, rezando para que a los de delante se les pase rápido el cabreo y afojen un poco. Esta es una nueva dimensión del sufrimiento, con lapsos de más de un minuto por encima de 200 p.p.m. En el cruce de Farlete, veo cerca a Mariano, ya no a Narciso y Gregorio, pero en medio de semejante pelotón ni se me pasa por la cabeza volverme para mirar. Pasado Perdiguera y bajando hacia Leciñena, hago corto de piñones ¿cómo es posible con un 11? , mirando el cuenta, lo entiendo: 75 km/h, menos mal que en la recta hasta el pueblo, se relaja ya un poco. Justo antes de entrar a Leciñena, caída en medio del grupo y montonera de 10 ó 12 ciclistas, sucede cerca de mí, a unos 2 metros a mi izquierda. Con semejante hostión, nos volvemos todos paranoicos y el camino hasta S. Mateo es más agotador por la tensión y los frenazos que por el ritmo, el puerto de Leciñena se sube deprisa, pero sin exageraciones (eso sí, pobre del que quite el plato). La vuelta por Zuera se hace muy ligera y ante la ausencia de repechos importantes, es en las curvas donde se hace el "látigo" y se estira el pelotón como un chicle. Vuelta dirección Leciñena, más de lo mismo, se suceden los intentos de escapada que no cuajan. Ya llevamos 70 km. ¡Mariano, que llegamos, ya es nuestro! Desaparece el miedo a los tirones, ya que los hemos aguantado todos y bajando el puerto de Leciñena nos lo empezamos a creer, en esta bajada es la primera vez que noto para bien que esto es una carrera y no una cicloturista, más de 100 ciclistas bajando a 60 km/h y todos en trayectorias perfectamente paralelas, ni un sólo cruce. Leciñena, Perdiguera...km.85, clank,clank, la cadena se sale y no consigo volver a meterla en marcha. ¡Para, que vas a partir el cambioooo! me gritan los 30 primeros que me pasan. Me resigno y paro, perfectamente consciente de lo que significa. Con ayuda de Alberto y Pedro consigo deshacer el nudo (literal) que se ha hecho y, aunque el pelotón no se ve muy lejos, ya llevo un poco de tiempo en la bici para saber que no debo ni intentarlo. En lugar de eso, como muy bien me aconsejan, espero a un pequeño grupo que viene por detrás y entre todos conseguimos acercarnos hasta pasar a la ambulancia y llegar a otro grupo mayor en el que veo a Mariano, que se ha visto atrapado en un corte. Llegamos a meta y no estaban tan lejos, y aunque a algún desaprensivo al que no se le ha visto le dan ganas de esprintar, ya da lo mismo. Es una gozada entrar en meta y oir los aplausos de la gente, te crees bueno. En fin, experiencia nueva y gratificante, pero algo peligrosa. Muy recomendable para todos los "picaos" y para muestra un botón: Distancia (sin calentamiento) : 95' 06 km. Velocidad media (sí, media): 41' 07 km/h Fec. cardíaca media (sí, media): 174 p.p.m. En fin, no sé si nos veremos en otra igual, pero ahí queda esta reflexión: Igual debemos sacudirnos algún complejo, ¿es que se ha ido muy despacio hoy o es que no somos tan globeros como pensábamos?
miércoles, 3 de junio de 2009
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