Me voy a evitar contar el deplorable espectáculo dado por algún Monegrito que se le fue la mano con el orujito de hierbas y me centrare en contar los hechos acaecidos el día de la prueba.
A las cinco de la mañana comienza el desfile de gente hacia el baño, no se lo que harían doce mujeres con un solo baño, pero lo de doce hombre es mejor no contarlo.
Bueno, al grano, este año casi con puntualidad inglesa dan la salida, la mañana es fresca y casi todos tenemos la seguridad de que nos va a llover, cosa que después no ocurrió, pero nos llevamos los chubasqueros que nos vinieron bastante bien para las dos primeras bajadas.
Los primero kilómetros los realizamos por carretera, el ritmo es lento, llegamos a Purujosa, giro a la derecha cruzando un puente y comenzamos a subir, al poco Carlos echa pie a tierra, ha hecho el afilador con Antonio, vamos despacio esperando a que vuelva a entrar, pero no llega, la que lo hace es Arancha, poco a poco vamos ganando altura a la vez que el terreno va empeorando, además como vamos con mucha gente los problemas se multiplican, unos se paran y no se apartan, otros se caen en medio del camino, por fin llegamos a la cima y al avituallamiento, allí esperamos a que coronen los que nos faltaban, nos ponemos los chubasqueros y para abajo.
El comienzo de la bajada esta en malísimas condiciones y no tardamos en ver a gente arreglando pinchazos, llegamos a Borobia, Carlos se retrasa un poco ya que se le baja la tija, esperamos nos reagrupamos, pasamos un nuevo tramo de carretera y volvemos a las pistas, en este caso en perfecto estado y voy y pincho, paramos narciso, Gregorio y yo y mandamos al resto para delante, reparamos, arrancamos y a los pocos kilómetros encontramos a todo el grupo parado, pinchazo de Carlos, mete aire para ver si puede llegar a Cueva de Agreda y continuamos, pasamos las Patadas del Diablo y llegamos a Cueva de Agreda, esperamos un rato hasta que llegan todos, el aire no ha aguantado y han tenido que cambiar la cámara, repostan los últimos en llegar, decidimos que el próximo reagrupamiento será en San Martín del Moncayo y comenzamos el ascenso a la segunda subida del día, la cual hago con Miguelito entonando unas jotas y canciones varias, coronamos juntos Antonio, Miguel, Gregorio y yo, salimos disparados hacia abajo, adelanto a Antonio, el camino se estropea, comienzo a ver gente pinchada, entre ellos los amigos de AsCimas, Jacinto y Adrián.
Termino la bajada junto con Antonio, aflojamos hasta casi pararnos, para esperar a estos que no vienen. Ya que no llegan, paramos para ponemos los chubasqueros ya que la bajada es larga y nos hemos quedado fríos, en ese momento nos pasa Arancha y nos dice que Gregorio ha pinchado. También llegan Carlos y Miguel, llaneamos por la falda del Moncayo y de repente giro a la izquierda y comienza la bajada, lo que otros años había sido un pedregal insufrible, este año es una pista bastante ancha pero con 3 centímetros de gravilla, que hace la bajada peligrosísima, en una de las curvas necesito de toda la anchura del camino para poderla tomar y en otra me patina la rueda delantera y estoy a un tris de ir me al suelo, llegamos a la carretera de Vozmediano, ascendemos por ella durante aproximadamente un kilómetro y comienza el rápido descenso hasta San Martín del Moncayo, Arancha va primera, luego Antonio y luego yo, cuando llegamos al avituallamiento allí nos están esperando Narciso y David, volvemos a reagruparnos todos y arrancamos, comienza el suplicio de los barrancos hasta Litago, no corre nada de aire y comienza hacer un calor sofocante, pero al final terminan y llegamos al avituallamiento, nos acomodamos y a comer, ensaladita de pasta, un poquito de chorizo asado que había sobrado del almuerzo de los voluntarios, bocata a la mochila y relajarnos un poquito. Arrancan todos menos David, Narciso, Gregorio y yo, nada mas salir comienza a picar para arriba, con el calor y con la tripa llena comienzo a quedarme, alcanzamos al final la carretera que nos llevara casi hasta las cuevas de Añon, aquí consigo recuperar un poco el aliento, pero justo al entrar al camino que baja a las cuevas, que esta lleno de escombros no me acuerdo de desbloquear la horquilla y paso unos primeros 500 metros de bajada jodidos, termina la baja y encuentro de nuevo a todos, Carlos esta arreglando pinchazo, me tomo un gel y unos frutos secos y arranco, el lugar es propicio para quedarse frió.
Pasamos por Alcalá de Moncayo y comenzamos a dirigirnos hacia Talamantes, vamos Arancha, Antonio, Gregorio y yo, este último comienza a quedarse, le da un pequeño pajarin, no esta asimilando bien el calor, y para colmo donde debía haber un avituallamiento ya no queda de nada.
Comenzamos el ascenso al costaron de Talamantes, asfaltado pero que se agarra como una lapa, cuando estoy a punto de coronar veo que los que iban por delante nos han esperado y que Miguelito vienen como un cohete.
Llegamos a Talamantes, súper trago de Coca-Cola, glucosa, reagrupamiento y de nuevo arrancamos, ahora comienza lo que cerebro a borrado de mi mente durante estos años, unos pocos kilómetros para respirar y comienza la subida a la Tonda, primero tendida, luego se va endureciendo, ves a lo lejos el avituallamiento y se empieza a empinar, paso por allí y una rampa con bastante pendiente me hace echar pie a tierra, me alcanza Carlos y me adelanta, empiezo a pagar mi falta de fondo, me vuelvo a montar y por fin consigo subir montado el resto de la subida, el ultimo tramo acompañado de Miguelito, que aun ha tenido ganas de picarse con alguno en la subida.
Coronamos y rápido descenso, de repente tengo que adelantar a una furgoneta que nos había pasado al final de la subida, en una curva cerrada comienzo a pedirle paso y paree que no me escucha, así que le hago un exterior y le paso, Miguel no puede hacerlo y se queda un rato detrás de ella, antes de terminar la bajada me ofrecen cerveza, olivas etc., pero decido no parar pensando que en la carretera estaría el avituallamiento con la cañera de cerveza que había otros años, pero no, lo habían cambiado donde me habían ofrecido, así pues me paro y espero a Miguel, cuando llega arrancamos yo ya estoy bastante flojito, por delante vemos a estos que van tranquilitos, al rato nos alcanza Gregorio que se había quedado en la subida de la Tonda y ha recuperado bastante en la bajada, así pues los ultimo kilómetros los hacemos los tres juntos, al llegar a meta nuestros compis han tenido el detalle de esperar para entrar todos con el mismo tiempo, 8,05 en el diploma,
Pues buenísimas sensaciones, pensando que paramos en todos los avituallamientos grandes, que pinchamos cuatro o cinco veces y fuimos reagrupándonos para ir lo mas juntos posibles.
La verdad es que así se disfruta mucho mas de las cicloturistas y ves y recuerdas cosas que si vas todo el día con el gancho no puedes hacerlo.
martes, 18 de agosto de 2009
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