Es emocionante subir y bajar por ellos disfrutar, negociar los escalones y retorcerse sobre la bici haciendo equilibrios como un malabarista para acabar algunas veces más integrado de lo necesario en la cuneta, sobre un boj o en una curva del camino y con cara de paisaje. Pero es un riesgo a correr que también aporta su grado de encanto.
Los senderos que balizan últimamente empresas como Prames, entre otras, intentan redescubrir lazos de unión entre los diferentes pueblos y que de otra manera caerían en el olvido puesto que el bosque volvería a engullirlos como eran originariamente. El paso de las personas y los animales a lo largo de los años ha sido el único medio de mantenerlos con una limpieza y desbroce constante. Permite recordar lo que fue y en realidad también son; una parte de nuestra historia y de nuestra vida.
No deberíamos caer en la rutina, en la monotonía, la apatía creciente que nos es tan cercana. Aquellos lugares como la Sierra de Guara, Garcipollera, etc, jalonados con núcleos ya deshabitados tienen un encanto como ningún otro sitio donde la civilización llega en forma de redes de caminos rurales, pistas, asfalto, carreteras y autovías. El progreso da lugar a una serie de infraestructuras que soportan el desarrollo económico propio de la zona. El turismo floreciente no debería ser obstáculo para convivir con este tipo de turismo de conocimiento y recuerdo, de mayor crecimiento cultural como miembros de un territorio. A fin de cuentas también contribuye a nuestro desarrollo como personas y aumentar nuestro acervo cultural. Me gustaría creer que los pensadores aragoneses como Joaquín Costa no han caído en el olvido. Sus ideas sobre la vertebración del territorio y de la colonización civilizada y sostenible no están siendo aplicadas. A la vista de lo que realmente ocurre todos los días en nuestra región, el crecimiento incontrolado por parte de los ayuntamientos pasando por encima de criterios urbanísticos sostenibles (pan para hoy y hambre para mañana) queda patente en macro-urbanizaciones con campo de golf, pistas de ski sin fin, pueblos desangelados sin ningún tipo de respeto por sus orígenes ni estructuras. Abogan por unas obras “civiles” que más se parecen a las pirámides egipcias que a las necesidades propias que les son inherentes y que a su vez precisan de una serie de recursos de los que hay que dotar, como agua y vertidos, suministros varios, que son finitos y que por tanto no pueden desperdiciarse. A mi juicio este planteamiento es una malversación de los recursos naturales camuflada en un desarrollo al estilo de los años 70 donde se creía que construir edificios de muchísimas alturas equivalía a progreso.
Así somos a ojos de alguien sencillo que no busca otra cosa que el disfrute y gozo de su tierra.
Tampoco entiendo que no se permita el paso por zonas de protección de la naturaleza, en sus diferentes grados. ¿? El porqué no se justifica con la limitación absoluta prevista de los planes de protección. Creo que si se difundiera el conocimiento, la educación y el respeto, atraería a las personas más a nuestro entorno natural a sensibilizarnos con la flora y fauna de nuestra tierra y de paso se permitiría el paso por veredas, barrancos, espacios naturales ahora limitados a todo tipo de usos. Por ello se ha empezado a crear asociaciones a nivel nacional como I.M.B.A. que pretenden difundir la cultura de los caminos. También creo que nuestros gobernantes regionales, que tantas “glorias” nos han dado están poniendo en marcha un borrador que pretende no sólo limitar, sino también prohibir a las bicicletas el paso por este tipo de caminos. Asesorados por los técnicos de turno que no salen de su sillón sino para almorzar o irse a jugar al pádel con sus vecinos pretenden hacernos creer que es por nuestro bien y que lo hacen con el fin de preservar nuestros tesoros naturales. En mi vida no he visto nada más cicatero y con menos sentido común. Pero contra esto tenemos que manifestarnos y dar nuestra opinión porque si no lo hacemos caeremos otra vez en el conformismo y la limitación (siempre por nuestro bien, claro está).
Sigo amando estos caminos, las pistas, el sendero y hasta la carretera de montaña. Todo sirve cuando sales con la bicicleta a dar una vuelta. Cuando sales a disfrutar de la naturaleza, de nuestro suelo, de nuestra tierra. Aragón tiene muchas posibilidades. No nos dejemos manipular por los intereses de unos pocos, nuevamente.
Y a este de la foto, ¿qué le pasa, le ha sentado mal algo u qué? Pues nada. Lo que se siente bajando a esa velocidad por un cortado lleno de nieve es pura adrenalina, pero claro está, que para llegar a esto hay que pasar por unos cuantos niveles anteriores de iniciación.
En fin como dije anteriormente cada uno tenemos nuestros gustos y todos son igual de respetables.
Ahora que yo me quedo con ……………………………………………..todo y vivan los PR,,,,,,,,, IAJAAAAAAAAAA.
Sección Qué mal se quedan los cuerpos…………………………………….y las mentes.
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